En tiempos de epidemias y sin un
tratamiento efectivo nos vemos obligados a navegar entre lógicas y certezas.
Una inmensa mayoría cree tener certezas en la forma de actuar y pone a China y a
Corea como ejemplo de las mismas, otros muchos miran las gráficas y sin tener
claro el orden de magnitudes comparan situaciones incomparables entre países y territorios.
Mascarillas, confinamiento e inmunidad grupal son variables que se manejan con
alegría y muchas veces con independencia de unos tratamientos efectivos y de
unas vacunas que están en progreso y pueden cambiar las tendencias que nos
creemos ahora invariables. Y por si eso fuera poco, el calor como invitado
especial en esta fiesta, así que no sé dónde van a acabar nuestros cálculos tan
particulares.
En el mundo científico más de lo
mismo, miles de artículos científicos publicados, la OMS “tocando los huevos” y
sin capacidad de acción, los gobiernos a remolque de epidemiólogos y de
periodistas, y los médicos atados de pies y manos por protocolos excesivos en
tiempos de crisis sanitaria.
¿Conclusiones?, las mismas que
certezas, aunque si aplicase la lógica de la información periodística se me
ocurrirían algunas insensateces, como confinar a los grupos de riesgo e
intentar alcanzar la inmunidad de grupo en un plazo razonable de tiempo, o
seguir con toda la población confinada hasta que la ciencia nos dé un
tratamiento efectivo, o esperar a que el calor irrumpa en nuestras vidas y
atenúe la transmisión. ¿Certezas?, las mismas de la gente intolerante que lo
tiene todo tan claro y critica a diestro y siniestro sin tener los datos y
los argumentos suficientes.
Y para rematar, quisiera apuntar un
último debate científico que está de actualidad y que pone en contradicción la
certeza y la lógica. Con independencia de que haya tratamientos más efectivos,
y con la confianza que me ofrecen los profesionales del Hospital Doctor Peset
en Valencia, y la de otros Hospitales que están en la misma línea; quisiera
recoger mi esperanza en la lógica de la utilización de corticoides en etapas intermedias
de la enfermedad del COVID-19, porque permiten disminuir la inflamación y
atacar así la mortalidad del virus, más allá de la eficacia de los antivirales
existentes en su propagación. Este hospital nos ofrece la certeza empírica de
que se registran menos ingresos en UCI y menos duración en los tiempos de
hospitalización, y aunque todavía no tienen preparado el estudio científico o el
ensayo clínico que lo corrobore; y aunque entre en contradicción con la lógica
de que no es bueno debilitar nuestro sistema inmunológico a través de
corticoides en medio del transcurso de la enfermedad, me remito a sus
resultados y a las certezas encontradas en el tratamiento para reconducir la ilógica
de su administración.
Pensemos, pensemos y tengamos un
poco de paciencia en nuestras contradicciones.