lunes, 27 de agosto de 2012

SUBIDA DEL IVA


     Esta semana suben los impuestos que gravan el consumo y será otra vuelta de tuerca en el empobrecimiento general del país, porque como acostumbramos a oír: “yo no noto la subida de la gasolina porque siempre echo los mismos 30 euros”, y gracias aparte, en el caso de familias con pocos recursos va a suceder lo mismo con la cesta de la compra, se sustituirán productos de mayor calidad por otros de menor precio para seguir gastando lo mismo.
            En el caso del sector de la cultura, tenemos la circunstancia de que pasamos de un 8 a un 21%, así que existen dos alternativas, o dejar de consumir artículos de lujo, por ejemplo, libros, espectáculos, cine, teatro, etc, etc, o sustituirla por eso que llaman televisión, y que salvadas excepciones tiene el mismo efecto sobre el cerebro que atizarse una botella de vodka de buena mañana. Así que en mi caso, dado que también comercio con libros por internet, y como no voy a hacerme rico con los cuatro ejemplares que pueda vender, trataré de no repercutirlo sobre el precio final, más que nada para que a esos sufridos lectores míos les sobre algo de dinerito para atizarse un chupito de buen vodka a mi salud, que hayan visto o no la televisión la noche anterior, o se hayan leído parte de un libro mío en la cama, bien se merecen echarse unas risas.

lunes, 20 de agosto de 2012

FRAGMENTOS-EL TESTAMENTO4


       El despertar siempre ha sido un misterio, ¿cómo conectar con el mundo?, ¿qué día es?, ¿quién soy?, ¿qué hice ayer? Todo tiene respuesta en el devenir colectivo, en la gran inercia que nos arrastra. En esta sociedad del bienes­tar nada entra en crisis y por lo tanto seguimos girando en la misma rueda que nos conduce de movimiento en movimiento. Antonio haría lo mismo si no fuera porque su paranoia le hace dudar de todo. Se levanta del sueño y trata de conectar con el mundo que le rodea. Ve un gran crucifijo sobre la pared y piensa que es un confidente de su madre. Comprueba la puerta entreabierta de su cuarto e intuye que su madre ha estado allí, mirándole con desaprobación. Seguro que ya sabe que duerme desnudo.
- Soy un inmoral, un guarro, ¿qué pensará mi madre de mí?
            Al ponerse los calzoncillos esconde su objeto de pecado con delicadeza. Lo deja caer suavemente sobre el perfil izquierdo y se sonríe. Está orgulloso de sí mismo. Siente que aquel instrumento alargado es la garantía de su felici­dad, la puerta hacia una vida mejor. Mujer, hijos, placer sexual, trascenden­cia,…, todo eso resuena en su cabeza como en un tambor. El hombre se levanta malhumorado y acude a ver a su madre que está rezando. La mira con recelo y se sienta a su lado.
- ¿Qué tal, madre?
- Bien, aquí estoy, un poco cansada, pero bien, ¿y tú?, ¿has descansado?
- Sí, bastante bien - responde Antonio.
           Entre rezos transcurre la tarde, cadenciosa, tan lenta que parece muerta. Ella se sienta en el balancín y deja pasar el tiempo murmurando oraciones y plegarias. El la acompaña con indiferencia, a un costado, pensando en otra cosa. Antonio no quiere tomar parte en la salvación del mundo, le da igual. Le parece más decoroso querer conquistar el mundo que pretender salvarlo; y des­conoce en qué momento de la Historia de la Humanidad se produjo este ridículo cambio de valores. No se cree capaz de cambiar nada, desconoce las necesi­dades, los anhelos y los miedos del ser humano. Cree que ya tiene bastante con sobrevivir con su cabeza atormentada. Por el contrario, su madre sí que se preocupa por los demás, reza y reza, Rosarios, estampitas que parecen cro­mos, Aleluyas, catecismos, Biblias; y con ello pretende contribuir a salvar su alma, la de su hijo y la del propio mundo, que cada día está más corrompi­do y descontrolado. Reza y reza, gime, suspira, sufre. A la mínima ocasión la anciana interpone algún consejo:
- Eres un inmoral, hijo mío, ten siempre santo temor de Dios. Lo que ganes en la tierra lo perderás en el Cielo, que no te pierdan los vicios de la car­ne.
- Sí, madre.

martes, 14 de agosto de 2012

SOSTENIBILIDAD


      La semana pasada ha sido un poco ridícula en los medios, unos cuantos iluminados se llevan unos cuantos carros repletos de comida de un supermercado, para repartirla entre la gente necesitada, y se monta un debate sin sentido por “el grave atentado que supone para la ley y el orden”; incluso un desprestigiado panfleto como el ABC, que algunos llaman periódico, le dedica una amplia portada para atacar a un dirigente político que se ha atrevido a defender a los detenidos en el sarao. En fin, que más nos vale ocuparnos de las cosas importantes que andar moralizando a unos y a otros por doquier.
            Yo no voy a entrar a justificar o condenar el hecho en sí, me parece poco relevante en este contexto de crisis económica que nos acucia, porque puestos a hacer fechorías se me ocurren otras acciones mucho más efectivas que esa, y que por supuesto no voy a comentar alegremente en este blog; lo que sí me voy a entretener es explicando algunas rutinas de las distribuidoras de alimentos, que como viene al caso, no son precisamente un ejemplo de sostenibilidad. Convendría explicar por ejemplo que existen unas plataformas intermedias de distribución de alimentos, previas a la disposición de los productos en los centros comerciales que todos conocemos. En dichas plataformas, que operan en los polígonos industriales y en algunas de las cuales he tenido el gusto de trabajar, se desechan infinidad de alimentos mucho antes de agotar la fecha de caducidad, dado que no se pueden distribuir a los comercios con fechas muy cortas, lo cual considero lógico, y que van sin remedio a los contenedores de basura que también todos conocemos. Huelga decir que está tajantemente prohibido a cualquier trabajador coger nada de esos contenedores, y que soy testigo del despido de algún compañero por llevarse paquetes de comida para el perro. Aleccionador, ¿verdad?, pues bien, eso no es todo, ya en las superficies comerciales abiertas al público, en las que también he tenido el gusto de trabajar, se desecha no sólo los productos que van caducando, sino también los productos mal envasados, es decir, si a una caja de preservativos le falta uno, se desecha, si un caja de detergente esta abierta, se desecha, si a un paquete de varias unidades le falta una por hurto, se desecha, así hasta una infinidad de productos que cualquiera pasase por un contenedor de este tipo, en breve montaría una tienda de todo a 1 euro y se forraría.
            ¿Aleccionador verdad?, pues bien, estos son los excesos nuestro bien amado capitalismo, que prefiere desprenderse de unos productos en buen estado antes de darles un buen uso entre la gente necesitada, pues nada, sigamos moralizando al personal mientras nos ensañamos con los que han cogido unos cuantos carros de comida de un supermercado.

lunes, 6 de agosto de 2012

EXISTENCIAS EFÍMERAS

     La vida es un accidente que de cuando en cuando nos deja algún rastro. La existencia humana sólo debería ser una infinitésima parte de esa anomalía, pero cada vez nos creemos más importantes en nuestro insignificante devenir y ya no somos capaces de mirar hacia nuestro alrededor para empequeñecernos. Recuerdo mis primeras nociones de arquitectura bioclimática, en las que el profesor comenzaba su discurso cuestionando el mismo concepto de ecología, pues a decir verdad no deja de ser un mero eufemismo dentro de nuestra descomunal avaricia, a lo que apuntaba que si cualquiera de nosotros quería ser un verdadero ecologista, entonces, “¡tenéis que pegaros un tiro!”, proclamaba para la sorpresa de los presentes, porque “las plantas son los únicos seres vivos que no necesitan de ningún otro ser para sobrevivir en este planeta”.
            Nada que objetar al razonamiento, los humanos somos parásitos y dañinos para nuestro entorno, sólo que me gustaría añadir que también lo somos respecto de nosotros mismos, porque la civilización no avanza como debiera garantizando una vida digna para la mayoría de nuestros congéneres, porque sustituimos un sistema por otro, una ideología por otra y seguimos en las mismas, expandiéndonos sin control, agotando los recursos naturales y justificando nuestras propias vergüenzas.
            Todo este viene a colación de las declaraciones de nuestro esperpéntico ministro de justicia, que por si no tuviera poco con recortar derechos y libertades encareciendo la justicia, ahora se atreve a querer prohibir que se aborte cuando hay riesgo de malformación del feto, pues nada señor ministro, ánimo, anteponga sus argumentos pseudo-religiosos al resto de la ciudadanía, y sigamos alimentando nuestro egocentrismo con la excusa de que hay que proteger cualquier forma de vida, que seguro que nos va bien en el empeño.