Siempre se ha dicho que esto de
la moral es para el pobre, pero claro, hasta que las circunstancias aprietan y
el pobre deja de tenerla. En este tiempo de crisis la moral afloja, incluso la de los
más ricos que tratan de aprovecharse de la coyuntura de necesidad de los demás. Las primas
de riesgo son un ejemplo, se alteran los mecanismos de alarma y el resultado es
que se roba a los Estados, y por ende a sus ciudadanos, con total impunidad y
con la complacencia de muchos, incluidos determinados gobernantes de algunos países. No es lógico que unas cuantas agencias
privadas califiquen la deuda de los Estados, ni que un montón de especuladores
califiquen también la deuda a través de mercados secundarios. El mercado no debe ejercer
esa función, y si los mercados quieren garantías de devolución de la deuda que exijan que se cree un
fondo internacional de garantía de impagos. Que yo sepa, la
infinita mayoría de Estados afronta sus deudas con absoluta solvencia, y va a
seguir siendo así contadas excepciones que son fácilmente identificables
mediante criterios de sostenibilidad. Y si es preciso, que se fijen esos
criterios de garantía por un organismo internacional, y si es preciso que se creen otros
mecanismos de control, pero insisto, que se deje de robar de una vez.
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