Entre que algunos juegan a las
adivinanzas con los nacionalismos emergentes y con su capacidad para llevar a
buen puerto sus proyectos soberanistas, yo recomiendo pasar página y dejar
hacer a los pueblos, o cuanto menos esperar a que se concreten los acontecimientos
para tomar medidas, porque ya quisieran muchos que esto se les fuera de las
manos a unos pocos para resolver el conflicto a la vieja usanza, es decir, machete
en mano y cortando cabezas, pero mucho me temo que el tema no va a dar tanto de
sí, porque pasarán las elecciones y la polémica quedará relegada al ámbito
jurídico y a esas tertulias de medio pelo que tanto les gustan a nuestros
amigos los fachas.
Yo por si
acaso ya me voy haciendo mi propio país-estado, sin Rajoy de presidente y sin
su colega Merkel de supervisora, al carajo la austeridad, o como decía aquel
anuncio: “bienvenido a la república independiente de mi casa”, que aquí mando
yo.
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