Ya tenemos espectáculo para la
primavera, humo blanco, humo negro, que envuelto de tradición trata de volvernos
a todos majaretas mientras esperamos la llegada del nuevo Pontífice. Supongo
que este Papa, como el resto, lo dejará todo y se marchará campo a través a servir
a los más necesitados, que ya me lo imagino vestido con harapos saliendo por la
plaza a no se sabe donde mientras le rodean cientos de cámaras de televisión y
de fieles preguntándole que a dónde va, o es que no sabe que su sitio es allá
en el balconcito, vestido de blanco y hablando raro.
Puestos
a imaginar, también me imagino las elecciones en Alemania, todos reunidos en el
Parlamento, a pan y agua, mientras eligen arduamente a un representante, pero
esta vez, en vez de hacer una fumata blanca, que compren bragas y calzoncillos
rojos, y que los hagan salir por la puerta al son de la novena de Beethoven,
para que se bajen los pantalones en público y sepamos de una vez quien forma
parte del nuevo gobierno europeo. ¿No sería fantástico?, incluso mejor que lo
del Papa.
¿Y
en España?, bueno, aquí somos toreros, así que los meteríamos a todos en una
plaza, en Las Ventas por ejemplo, y les soltaríamos un morlaco con sobres de billetes
de quinientos atados en el rabo. Y al que enganche la pasta le nombramos
Presidente con honores, que por lo menos habrá demostrado ser un experto en
recortes y en trincar la pasta. ¿No os parece?, ¡y que viva la democracia!
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