Más allá del éxito de la convocatoria,
la presentación tuvo la recompensa personal de reunir a un buen número de
amigos con la excusa de presentar mi último libro, El Penefactor. Y como tal
evento fue concebido como una fiesta, me alegro de haber impulsado tal
iniciativa con la complicidad de mi gente, también de Paula, la propietaria de
la librería que puso a mi disposición un espacio con un enorme encanto, la de
mi admirado Eufrasio Saluditero, escritor y colega, la de mi mujer María José, apoyo
permanente y consejera en estas lides, la de mi madre y mi hermana, seguidoras
de mi errática trayectoria literaria, y hasta la de mi hija Julia, que colaboró
en la elaboración de una parte del catering con una tremenda ilusión.
Paula
y yo acordamos el formato de entrevista como una introducción de la novela, y
en ella pudimos esbozar sus referentes, incluso me atreví a desvelar la
estructura filosófica que subyace en la trama y que se remonta al Origen de la
Tragedia de Nietzsche, pero siempre en tono distendido, y sin querer aburrir a
los presentes. También tuve la oportunidad de abordar el tema de los desahucios,
tan presente en el libro y que es el contrapunto reflexivo en una historia tan
disparatada. Y hasta me dio tiempo de explicar fuera de la entrevista las
pinceladas de novela negra que ya se sugieren en la foto de la portada. En fin,
muchas intenciones y algo de sentido del humor fueron las constantes de lo
expresado en tan breve espacio de tiempo. La grabación la tengo por ahí y no sé si
acabaré subiéndola al blog, supongo que la guardaré en la memoria para
idealizar el momento, o para engañarme a mí mismo con el calor que sentí en ese
momento con los aplausos de la gente que tanto admiro.
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