martes, 19 de julio de 2011

MEMORIA HISTÓRICA

La persona que aparece en la foto es Carmen, mi abuela, que falleció en Enero de este año. El sábado 16 fue el día de su santo y me acordé de muchas cosas, entre otras cosas de los momentos muy complicados que vivimos en vida. Ella no tuvo una existencia fácil, fue viuda de guerra y con un niño de por medio tuvo que salir sola hacia delante. Luego abandonó su Galicia natal para venirse a Valencia a vivir con nosotros cuando más la necesitábamos. Y ya no volvió a su tierra, y a pesar de eso nunca la vi desfallecer, ni rehizo su vida con otra persona, ni me comentó nada al respecto de la muerte de mi abuelo y en qué condiciones murió, porque parecía muy reservada para las emociones y porque parecía querer olvidar el pasado. Ella sólo es un ejemplo de los muchos silencios que me rodean y que quiero romper.

            El otro día cené con una buena amiga y me comentó que andaban buscando el rastro de su abuelo muerto tras la Guerra Civil, en su caso fallecido en una cárcel supuestamente por autolesionarse. ¿Qué decir al respecto? Pregunté si había encontrado colaboración al intentar recomponer su memoria, pero me dijo que no, y que más allá de opiniones políticas ella sólo quería saber quién fue y en qué condiciones murió. Silencios y más silencios que poco a poco logra vencer con demasiado esfuerzo. Hace ya más tiempo hablaba con otra buena amiga y me comentaba que su abuelo muerto cuando la guerra estaba todavía desaparecido, y que en su familia casi nunca habían hablaban del tema porque abordaban el hecho con vergüenza. Otro ejemplo más que me lleva a pensar que estoy rodeado de muchos silencios y de que hay muchos más casos de los que aparentemente aparecen en los medios.

            Lo cierto es que cada vez me siento más involucrado con el asunto de la memoria histórica, muy a pesar de las personas que recomiendan olvidar el pasado para no azuzar viejos rencores de la Guerra Civil. Supongo que esas mismas personas siguen con sus viejos traumas, pero he de advertir que yo no, y espero que mi generación asuma el reto pendiente de recomponer la memoria histórica de este país, sin traumas ni politizaciones; porque olvidar no es vivir rodeado de silencios, olvidar no es mirar hacia el otro lado, olvidar es superar el pasado y mirar hacia el futuro con esperanza. Así que me sumo a las muchas voces que reclaman respuestas y hago mía una causa que también pudiera ser la de mi abuela Carmen.

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