domingo, 18 de diciembre de 2011

FLEXIBILIDAD LABORAL

     De nuevo vuelven a la carga las mentes pensantes de este país con lo de que el mercado de trabajo español necesita flexibilidad. Y en efecto, la necesita, porque en algunos aspectos sigue siendo un modelo rígido y desfasado; otra cosa es lo que cada uno entiende por flexibilidad, entonces difícilmente nos pondremos de acuerdo.
     Hace unos meses coincidí en el parque con una chica holandesa que desde hace unos años trabaja en España. Se quejaba de que desde el mercado de trabajo de este país no se le ofrecía una posibilidad razonable de compaginar su vida laboral con su vida familiar, que en Holanda las cosas son distintas y existen muchos trabajos a tiempo parcial que lo hacen posible. Me planteó la posibilidad de regresar a su país para tener una mayor calidad de vida, que España era sólo un país para venir de vacaciones. Me extrañé de que no hubiese encontrado un trabajo “a medida” en el tiempo que lleva en España, pero insistió que ni en los años en los que todo iba bien encontró algo parecido. Ante esa tesitura no me quedó más remedio que darle la razón, porque no podía ser sólo cuestión de mala suerte.
            Mi experiencia laboral, además de extensa también es desalentadora, como estudiante y también ejerciendo como arquitecto por cuenta ajena. Daba igual que me quedara trabajando en casa hasta las cinco de la madrugada, porque al día siguiente tenía que cumplir mi horario y no había excusa posible, daba igual que puntualmente no tuviese faena, porque me tenía que quedar en el despacho aunque tuviera que estar mirando al techo, daba igual que tuviera asuntos personales inexcusables, porque tenía que supeditarlos a las necesidades del ritmo de la producción.
            Diez minutos hablando con aquella chica en el parque fue suficiente para extraer conclusiones parecidas por ambas partes. La flexibilidad en España dependía exclusivamente del empresario, es decir: “el trabajador tiene que estar disponible cuando el empresario lo necesite”. Y si esto va ligado a la producción: “el trabajador tiene que estar disponible cuando el empresario tiene faena para él”. Incluso se puede llegar aún más lejos si introducimos el factor salario: “el trabajador tiene que estar disponible más allá de su jornada laboral, porque el trabajador no es ningún funcionario”
            Así pues, lo de la reforma laboral a través de los dichosos mini-empleos puede conducirnos por el camino de la flexibilidad o simplemente potenciar una realidad derivada de un excesivo autoritarismo. Sea como sea, el tiempo nos dirá en qué queda todo y si la tan ansiada flexibilidad se convierte también en “una disponibilidad total de los trabajadores”.  
    

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