Después de ver el último capítulo
de “Salvados”, un programa de televisión elaborado en España que aborda temas
comprometidos, me pregunto por la necesidad de las grandes firmas de la industria
textil por fabricar al menor coste posible en un mundo cada vez más globalizado,
sacrificando la calidad del producto si es necesario, y comprometiendo la dignidad
de los trabajadores que subsisten en esos países en vías de desarrollo.
Si
la finalidad es el máximo beneficio, entiendo la ceguera y la obsesión por
conseguir una posición preponderante en la industria de la moda, pero si pongo
por delante la inteligencia, convendría advertir que las inversiones en
determinados países ya no están exentas de riesgos, y que asistimos a una
tendencia cada vez mayor de retorno de las inversiones a zonas más estables y jurídicamente
más seguras. De hecho, hablando con empresarios que invierten en muchas partes
del mundo, me comentan que por ahí fuera “ya no es oro todo lo que reluce”, y que
las cosas se complican cada vez más.
Si
la referencia laboral es el mercado asiático, y si nos dicen que aquí en España
“debemos trabajar como chinos para salir de nuestra particular crisis económica”,
mucho me temo que detrás de esas palabras no hay una voluntad de mejora real del
país, todo lo contrario, más bien creo que se esconde un mensaje mucho más perverso,
pues en realidad lo que se ansía es importar la indignidad de las zonas en vía
de desarrollo para seguir buscando en este país el máximo de beneficio con un
entorno de seguridad de la inversión. En fin, tiempo al tiempo, pero me temo
que tal desfachatez tiene poco recorrido, por suerte los trabajadores del
primer mundo ya están cansados de agachar la cabeza, y espero que nos unamos
pronto para reclamar en todas las partes del mundo la dignidad que se nos niega
como personas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario