lunes, 3 de octubre de 2011

REFLEXIÓN Y SOSIEGO

            He de reconocer que me gusta pensar y que disfruto con ello. Algunas veces acierto con el tema y otras muchas veces se me va la cabeza hacia aspectos inútiles o tonterías. Sea como fuere me gusta hacerlo siempre con serenidad, porque entiendo que sin esa serenidad es imposible avanzar coherentemente hacia algún razonamiento interesante. Estamos demasiado acostumbrados a ir con prisas, a discutir a voces y a condensar nuestro pensamiento en cuatro o cinco frases ocurrentes. Nada más alejado de la reflexión y del espíritu crítico.
Cuando creé este blog me propuse varios objetivos, algunos los he conseguido y otros no, pero el principal era crear un espacio en el que pudiera compartir y estimular la reflexión y la crítica colectiva, elementos sin los cuales es imposible avanzar con sentido hacia la definición de lo que queremos ser, ni tampoco sentirnos satisfechos con los caminos que realmente elegimos cada día. Por eso me molesta profundamente que me alteren, que se exciten a mi alrededor cuando pretendo entablar una conversación medianamente constructiva, o cuando escucho una tertulia aparentemente seria repleta de gritos y de insultos. A veces lo reconozco en público y ahora mismo no tengo ningún problema en hacerlo, yo no escucho ni La Cope, ni veo Intereconomía, ni leo el ABC, ni otros tantos medios igualmente exaltados, por varias razones, primero porque no me interesa lo que dicen, segundo porque se supone que tengo buen gusto, y tercero, y la principal razón, porque valoro en demasía mi precaria salud mental. Y es que no estoy dispuesto a que me alteren so pretexto de que se acaba el mundo o de que se hunde el país por culpa de los rojos. Y es que para el que desconozca el percal, lo digo por aquellos que entran al blog desde países europeos como Alemania, Francia o Rusia, o desde países norte-americanos como los EE.UU, los citados medios de comunicación vendrían a representar a los sectores más conservadores del país y no les importa soliviantar al personal con tal de conseguir sus objetivos. En fin, supongo que habrá paralelismos con muchos otros países y tampoco me voy a entretener demasiado concediéndoles un protagonismo que ni tienen ni merecen.
Lo cierto es que disfruto del pensamiento y del sosiego, sobretodo del que me proporcionan las reflexiones de las personas que más admiro. Para mí ha sido todo un descubrimiento encontrar blogs en los que poder aprender de experiencias personales y de razonamientos calmados, aspectos que no tienen cabida en unos medios de comunicación cada vez más politizados y vacíos de contenido, pero que sí son posibles en espacios libres y atemporales como internet. Quizás con el tiempo puedan extenderse y convertirse también en referente de mucha más gente, y si no es así, tranquilidad, mucha tranquilidad.

2 comentarios:

  1. Dices bien, Guilermo. A partir de ahora yo te bautizo con el sobrenombre de "hombre tranquilo" como aquella película de Ford con Wayne y O'Hara (qué guapa estaba)
    El problema de todo esto es que la histeria se propaga como la estupidez y luego, en medio de algún evento social al que vas por compromiso, alguien se lanza a asesinar tus oídos con cualquier sandez y al menos que tengas temple y buena mano izquierda saltas al ruedo para acabar corneado durante toda la semana (qué taurino me ha salido esto) Yo he decidido que, en los tiempos que se avecinan, voy a convertirme en un cínico y darles tooooooda la razón, incluso cuando se equivoquen y sobre todo proclamar a los cuatro vientos que "los rojos" son unos "nazis" por cuestionar todas y cada una de las normas que dicta la "ley de dios" (acabo de darme cuenta que "dictar" no suena muy democrático) En fin, seguro que cuando me tome tres cervezas se me suelta la lengua y acabo rebajándome a su nivel, es que no tengo remedio... Un abrazo, Guillermo.

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  2. Tranquilidad, tranquilidad, amigo Saluditero, como en esa imagen romántica en la que un hombre mantiene la calma en una barca en medio de la tempestad. Ya vendrán tiempos mejores para el pensamiento y la palabra... Un abrazo.

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