martes, 27 de septiembre de 2011

ESPACIO-TIEMPO

Recientemente he leído una noticia que me ha llamado profundamente la atención. Científicos del CERN constatan que han medido la velocidad de algunos neutrinos viajando a 300.006 km. por segundo, algo por encima de los 300.000 km. por segundo, que es la velocidad de la luz y el límite que se suponía infranqueable según la Teoría de la Relatividad enunciada por Einstein. En este punto existen dos alternativas, que exista un error de medición, bastante probable, o por el contrario que pueda comprobarse la certeza de esas mediciones y haya que revisar algunos aspectos de esa Teoría de la Relatividad. De ambas posibilidades me quedo con la intuición de que los resultados puedan ser ciertos dado que existen precedentes de mediciones superiores también en EE.UU.
            Explicaciones al hecho he leído unas cuantas, pero la que me ha parecido más pintoresca, y la que me anima a escribir este artículo, es la que apunta a la posibilidad de que exista una nueva dimensión que justifique el hecho y que por lo tanto no haga falta cuestionar la Teoría de la Relatividad. Y es que cuando no existe una explicación científica de un hecho, ya se sabe, hay una tendencia inevitable a inventarse una realidad sobrenatural que la justifique, que en muchas ocasiones es más inverosímil que el propio hecho en sí.
            Partiendo de esta tendencia a justificar los fenómenos a través de “realidades inventadas”, y con la excusa de poner como ejemplo el ansia de crear dimensiones extrañas y espacios paralelos, me atrevo también a poner en entredicho algunos conceptos muy extendidos como son los pliegues del espacio-tiempo y la posibilidad de hacer viajes temporales. Y es que el hecho incuestionable es que somos una especie tremendamente limitada para el conocimiento del medio, tanto por nuestra escasa percepción sensorial como por nuestro burdo sistema de representación. Ambos dos pueden ser mejorados, y lo son habitualmente, por nuestro desarrollo tecnológico, pero en ningún caso pueden solventar nuestro problema de escala, y es que estamos encerrados en un amplio sistema solar, de una enorme galaxia, de un infinito universo. Y si miramos hacia nosotros mismos, tampoco somos capaces de vislumbrar algo en la escala del infinito universo sub-atómico. Si lo pensamos bien todo es vacío, desde la escala de un neutrino hasta la escala de una galaxia, pero no lo representamos así, hacemos una abstracción de la realidad para poder adaptarla a nuestra limitada percepción.
Ante tanta inmensidad fijamos un sistema de referencia que se corresponde con nuestro sistema visual, es decir, tres coordenadas espaciales y un elemento de variación al que denominamos tiempo. En ese sistema todas las referencias son artificiales, pues en la naturaleza no hay ni una sola línea recta, ni en la escala sub-atómica en la que los bordes no existen y en la que siempre hay partículas orbitando, ni en la macro-escala en la que ni siquiera un haz de luz puede definir una trayectoria completamente recta pues está condicionado por los sistemas de alta densidad. A lo que hay que añadir que el tiempo también puede considerarse como una referencia artificial, asociado a nuestra percepción de la variación, porque si estuviésemos en el más absoluto vacío no tendríamos ninguna sensación temporal.
            Lo cierto es que tenemos este sistema de referencia cuadrimensional pero realmente podríamos tener cualquier otro. A modo de ejemplo comentar que los puntos de una esfera podrían definirse de muchas maneras, mediante las coordenadas del centro y también por las coordenadas de todos los puntos de borde, mediante las coordenadas del centro y una longitud invariable llamada radio, o mediante un potencial de energía, entre otros. Las posibilidades de representación son múltiples, pero en ningún caso responden a una realidad fidedigna sino a una abstracción. En la naturaleza todo es energía y los sistemas de energía interaccionan entre sí de una forma inmensamente compleja, siguiendo unas Leyes de la Naturaleza que poco a poco vamos descubriendo y que en ningún caso somos capaces de representar mediante la tecnología que disponemos actualmente. Porque si realmente fuéramos capaces de representar dicha complejidad con exactitud podríamos llegar a sustituir nuestras referencias dimensionales  por otras más acordes con el espacio representado, bien sea a través de un desarrollo matemático adecuado o bien a través de identificar cada referencia espacial con una ley física. ¿Y el resultado?, pues una continua interacción de sistemas de energía en la que el tiempo no es más que una consecuencia de la percepción de esa interacción.
Bueno, creo que ya me he cansado de divagar por el inmenso vacío que es mi cabeza, así que espero no haber aburrido mucho al sufrido lector de este humilde blog y dejo al libre ejercicio de su imaginación lo de la justificación de la imposibilidad de los pliegues del espacio-tiempo y de los viajes temporales, de hecho he intentado plegar el espacio en muchas noches de insomnio y lo único que he conseguido completar es un bonito dodecaedro.

3 comentarios:

  1. Querido Guillermo, este artículo es un oasis en el desierto cultural por el que me muevo hace tiempo. Muchas gracias. Te animo a seguir, aunque sé que ánimo es lo último que te falta a ti.

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  2. ah, y perdona que no te comente nada más, pero es que coincido en todo lo que has dicho. Y lo suscribo punto por punto. Un abrazo.

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  3. Querido Saluditero, eres un exagerado pero agradezco los comentarios, desde luego da muchos ánimos tener a lectores que se interesen por las cosas que escribes. Y el ánimo que no falte, que aún queda mucho camino por recorrer. Un abrazo.

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