La economía y la política avanzan
hacia una profunda revisión dado que no cumplen con las expectativas creadas en
los ciudadanos. Somos una civilización avanzada científica y tecnológicamente y
no conseguimos aplicar esa capacidad para mejorar nuestro entorno vital de una
vez por todas. Ya no digo el hambre, o el horror de la guerra, que tendrían
fácil solución con instituciones internacionales dotadas de autoridad y de
recursos; sino también en lo más inmediato, en una adecuada protección social,
en una buena calidad de vida o en el respeto por nuestras libertades más
básicas.
Porque
puestos a imaginar un mundo futuro estoy plenamente convencido de que nuestro
desarrollo tecnológico nos llevará a un escenario en el que la mano de obra ni
siquiera sea necesaria, con un sistema de producción perfectamente robotizado,
y en el que será absurdo mantener un sistema económico basado en la
competitividad porque será competitivo en sí mismo, con rentas de salario nulas,
eficiencia óptima y dedicación exclusiva. Porque puestos a vislumbrar un horizonte
cercano quien me dice a mí que al tener garantizada nuestra producción de
recursos, nuestra calidad de vida sólo dependa de lo resueltos que seamos en
organizar nuestro espacio de ocio; y porque puestos a ir más allá también puedo
imaginar que en ese mundo futuro ya no tendrán sentido entornos de privilegio o
de explotación, y que la libertad no será una amenaza sino un estímulo para la
creatividad.
Bueno,
voy a dejar de soñar y me voy a centrar en este absurdo e injusto mundo, porque
de momento me conformaría con encontrar el maldito chip que me han implantado
en la cabeza y colocárselo al primero que pase por la calle para ver si puedo
zafarme de este estúpido automatismo y dedicarme aunque sea sólo por una vez a la vida
contemplativa, ¡ahí es nada!
No hay comentarios:
Publicar un comentario