Los recientes resultados
electorales nos permiten aventurar que han ganado los partidos favorables al
rescate y que todo vuelve a la normalidad, pero siendo realistas, hemos de
reconocer que sólo hemos ganado un poco de tiempo para reconducir la situación
hacia un entorno razonable de ayuda y de compromiso mutuo; porque si en
términos macroeconómicos podríamos hablar de sostenibilidad, en términos sociales
deberíamos estar hablando ya de garantías de paz social. No en vano la
sensación de hastío de la ciudadanía es cada vez mayor, máxime cuando las
medidas de austeridad inciden en el empobrecimiento generalizado de las clases
medias; porque cada vez más cunde el ejemplo de Islandia y se instala en el
pensamiento colectivo que lo mejor es dejar de pagar las deudas que otras personas
han contraído por nosotros, que no tiene sentido jugar una partida de póquer en
la que las cartas están marcadas y que lo mejor es romper la baraja, porque cada
vez son más los que ponen en cuestión a las instituciones políticas y
financieras, y los que quieren coquetear con formaciones ideológicas poco
recomendables para aprovecharse del descontento popular.
Los
resultados de las elecciones griegas ponen de manifiesto el descontento y el
miedo de la gente, así que pienso que deberíamos buscar soluciones de inmediato
si no queremos aventurarnos con posibles estallidos sociales, porque no podemos
esperar a los hipotéticos resultados positivos de las políticas de austeridad,
ni si quiera en el medio plazo, porque posiblemente lleguemos tarde a cualquier
solución que repare el daño causado, porque el dinero va y viene, pero el
sufrimiento permanece, por muchas generaciones.
Yo
me fui de viaje de bodas a Grecia y también conozco a una estudiante de
arquitectura con la que trabajé en España, huelga comentar que me une mucho a
aquel país, y me gustaría que encontraran una fácil solución para este embrollo
financiero, pero por supuesto ya no creo en milagros, sólo en la voluntad de la
gente, y desde este humilde blog me gustaría creer que los que tienen capacidad
para arreglar el problema también tienen la determinación para solucionar la
crisis griega de una vez. Por lo tanto espero que todos hayamos aprendido la
lección de los comicios griegos y que la pesadilla no vuelva a repetirse, por
el bien común.
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