miércoles, 18 de noviembre de 2015

EVIDENCIAS

       No deja de sorprenderme la clarividencia de ciertos analistas a la hora de abordar la problemática de los atentados yihadistas, ahora en París, pero en tantas otras ocasiones en lugares invisibles para los medios de comunicación, o para nuestras conciencias, como si no nos importaran las vidas que saltan por los aires en esos países todavía en desarrollo. Quiero pensar que también nos importan, al igual que las vidas de los inocentes parisinos que ya no están con nosotros por la arbitrariedad de unos fanáticos. Por eso, quisiera expresar mi repulsa a tanta violencia con un fragmento de mi anterior novela “Referencias de la Memoria”, en el que confío inocentemente en otro mundo mucho más amable que este.

-  “Ya sabes el procedimiento, un día te toca caer a ti y otro a mí. Además, si quieres recuperar el ánimo tenemos que seguir tropezando, eliminando referencias, credos y modelos de virtud, deja que sólo quede el amor y un montón de pensamientos, de libros, de hermosas conversaciones, y deja de llorar por lo que ya no tiene remedio, debes comprender que al final del dolor que tanto te aflige está la serenidad. Deja que Beatriz sea un hermoso recuerdo, deja que volvamos a ser eternos. Sólo tenemos que pedir fuerza, mucha fuerza, y humildad, para ser sensibles y no caer en la desesperación. De nada nos sirve la fortaleza para no sentir, de nada nos sirve nuestra sensibilidad para ser ajenos a todo lo que nos pasa, tenemos que ser fuertes y a la vez efímeros, tenemos que ser…”

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