Un fragmento de mi paso por
Atenas, una ensalada típica del lugar que me trae muy buenos recuerdos. Atenas
es una ciudad maravillosa, una urbe inmensa que conserva el encanto de lo
antiguo y que te arrastra al mismo tiempo hacia la modernidad más absoluta.
Atenas es un lugar vivo, un crisol de culturas, ruido y paz al mismo tiempo, según
decidamos alejarnos o acercarnos a la Acrópolis, cuna de nuestra civilización.
Homero está allí, lo reconozco en la gente y en lo desmedido de su cultura, de
sus museos y de sus espacios. Y sin embargo hoy enciendo la televisión y no
reconozco el lugar que me muestran, asisto a un espectáculo de violencia como
si quisieran hacerme entender que todos se han vuelto locos, que la
civilización milenaria que arrastran los griegos se ha disipado de repente, que
son todos unos tramposos, unos manirrotos y unos corruptos. En fin, más de lo
mismo, el sistema necesita ser ejemplarizante con los que se desvían del camino
correcto.
Por
aquí, en este hermoso país llamado España vuelvo a oír comentarios comparables a los de la escena griega, como si tuviera que sentirme
identificado con esas señas de identidad, como si tuviéramos que esperar no sé
qué redención de no sé qué personajes o entidades, en fin, que yo ya no espero nada de esas personas, ni creo en soluciones colectivas, así que sigo trabajando día tras día como
si la crisis no fuera conmigo, tratando de superar mis límites personales y
esperando mejores momentos. Espero llegar a algún sitio, o en todo caso
perderme en cualquiera de mis lugares preferidos.
Querido Guillermo: mientras se come no se habla de política, es incompatible. No existe ninguna guindilla capaz de digerir el mal sabor de boca que nos están dejando las fuerzas políticas. Así que sigamos disfrutando de la ensalada.
ResponderEliminarQuerido Saluditero, la pena es que no podamos compartir esta hermosa ensalada que estaba realmente buena, ¿tal vez algún día en Atenas?
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