lunes, 30 de julio de 2012

FRAGMENTOS-REFERENCIAS DE LA MEMORIA 3

     Necesitaba que Beatriz regresara junto a mí y que empezara a creer también en mis sueños, sacarla de aquellas calles desiertas sin significado, sin pasado, muy lejos de lo que un día soñó en voz alta junto a mí, para que me acompañara a mi ciudad, a mi viejo barrio, para ayudarla a perderse en él, a descubrir sus calles, sus plazas y sus parques; a tropezar con lo inesperado y sentirse indefensa, a descubrir que la calma no depende de lo permanente, sino de lo efímero, y que nunca se llega al final del camino. Si viniese conmigo la llevaría también a contemplar la librería de Alejandro, para que se reencontrase con un pasado cercano y pudiera volver a creer en la posibilidad de cambiar las cosas, de transgredir incluso nuestra propia fatalidad. A creer en todo lo que seríamos capaces hacer juntos, en todos esos proyectos maravillosos que nos quedaban pendientes por hacer y que con la bendición de nuestro buen amigo Alejandro podríamos retomar. Si regresara a mi casa cualquier noche la invitaría a abrir las ventanas de mi habitación y dejaría que entrase la luz desbordante de las luminarias, para que limpiase de sombras los rincones de mi casa, vieja y fría, y que iluminase su cara, dulce y  hermosa, entonces volvería a enamorarme, a cada instante, con cada gesto iluminado. 

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