miércoles, 2 de diciembre de 2015

LOCUACIDAD

     Comienza otra campaña electoral en España y parece que la capacidad de verborrea de los nuevos candidatos cotiza como valor al alza, incluso más allá del discurso programático de sus formaciones políticas. Así que se esperan muchas ocurrencias, un buen puñado de batallas dialécticas y algunas propuestas imposibles. Mientras tanto los partidos tradicionales tratarán de aguantar bien el tipo, encajando los golpes como puedan, porque si la cosa pinta mal, tampoco tendrán reparos en refugiarse en el miedo para evitar la primera línea del debate.
                Hablar y hablar, ese es un mal de un país que apenas escucha, acostumbrado como está a la jerarquía como excusa para evitar la confrontación, de esos que imponen sus criterios desde su atalaya, prepotentes y falsos. Más os valiera emplear tanto vaivén de carretera en oír a la gente que sufre, y a los que tienen algo que aportar desde su ingenuidad, como si fuera posible cambiar una sociedad conformada por gente inmensamente privilegiada.

                Hablar y hablar, también de unos medios de comunicación poco plurales y de unos empresarios poco respetuosos con la voluntad popular, endogámicos ambos, formadores de ciudadanos adocenados y sin iniciativa propia, y así nos va, hablan de futuro y entre todos no somos capaces de retener el talento de la gente que se marcha del país, ni valorar la titulación universitaria de infinidad de trabajadores, obligados a maquillar su currículum personal para no ser descartados en una simple entrevista. En fin, muy triste el panorama que nos espera, pero sigamos hablando de izquierdas y derechas para distraer nuestra atención.

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